domingo, 24 de abril de 2011

¡ALELUYA HERMANOS! ¡FELÍZ PASCUA!

Si Jesús no fuera el Hijo de Dios, nada de ésta noche habría trascendido.Pero no es así. Jesús es la muestra del amor de Dios a los hombres a quienes había desterrado del paraíso por el pecado. Ahora les recobra descendiendo a los infiernos y resucitando para dar muestras de que su poder y la luz son más fuertes que las tinieblas.
Es una esperanza que nos conmueve a todos, pero que también nos lleva a proclamar que nuestra fe debe hacerse extensiva a todos los hombres, porque es la fe de la Salvación humana. Dios ha venido a salvar a los hombres de la muerte y el pecado. ¡Aleluya!. Nadie debe temer nada cuando ha sido limpiado por el Hijo de Dios.





El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.

Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.

La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.

Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.

                                 ¡FELÍZ PASCUA HERMANOS! 

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